Caballeros 1

lunes, 17 de octubre de 2011

En nuestra biblioteca puedes encontrar; V de vendeta.

En la Wikipedia.
Una máscara pálida y burlona se ha venido convirtiendo en el símbolo de los inconformes alrededor del mundo. Y a tal punto, que hoy compite con la mítica imagen del Che Guevara captada por Alberto Díaz 'Korda', al menos entre los jóvenes.
Anonymous, el más grande y temido grupo de hackers, la convirtió en un ícono internacional al utilizarla como firma de ataques informáticos sin precedentes contra gobiernos y gigantes empresariales. Pero hace rato que este símbolo dio el salto del cibermundo a las calles. Por eso, hoy se le ve por igual en los levantamientos por una mejor educación en Chile; las reivindicaciones de los 'inconformes' en España, las protestas de la disidencia china o en las marchas contra la cienciología en Inglaterra, para citar solo algunos ejemplos.
La máscara, tal y como la conocemos, salió de la película V de venganza (2006), que está basada en la novela gráfica de Alan Moore La conspiración de la pólvora. Se trata de una historia inspirada en Guy Fawkes, un católico inglés que a inicios del siglo XVII orquestó un complot para matar al rey Jacobo I y a su corte protestante de un solo golpe. Su plan era hacer explotar el Palacio de Westminster, en noviembre de 1605, durante la sesión de apertura del parlamento. Cosa que no lo logró.
La película, ambientada en el futuro, cuenta la historia de un misterioso hombre, una suerte de justiciero solitario que, tras una máscara, realiza atentados para combatir a un gobierno dictatorial, ultraconservador y fascista que controla Inglaterra. Algo que recuerda a los regímenes que George Orwell y Aldous Huxley describieron en sus libros 1984 y Un mundo feliz.
Pero, ¿cómo terminó esta máscara, híbrido de historia y de ficción, convertida en símbolo de rebeldía e inconformismo a nivel global?
Para el analista simbólico e investigador Rodrigo Argüello, aparte de que la máscara es un elemento estéticamente atractivo, tiene varios mensajes implícitos muy fuertes: el mensaje libertario, un anonimato que representa a millones y la posibilidad de que esos millones puedan identificarse, unirse y expresarse a través de un símbolo poderoso que, también, los protege.
"Hay un fin, que es la transformación de sujetos aislados en colectividad, para desprenderse de la severidad, del yugo, del aburrimiento de la vida cotidiana o para rebelarse a lo impuesto, a los dogmas y a los fundamentalismos", dice el experto, quien recuerda que Nietzsche solía decir que "lo profundo ama la máscara".
No obstante, subraya que "no hay que olvidar que antes de estos movimientos de protesta en los que hoy vemos pulular la máscara, la película V de venganza ya se había constituido en un referente para los jóvenes, pues no es cualquier película: tiene un mensaje político muy potente".
"Lo preocupante -añade- es que esto podría abrir paso a una suerte de 'anarquismo' o incluso, de 'terror anónimo', de inspiración gótica, que en la literatura y el cine está muy bien, pero que en la realidad puede ser una esfera más que compleja".
El sociólogo e investigador en temas de cultura juvenil Fernando Quintero opina que todo esto se ha convertido en "una especie de manifiesto contemporáneo de un nuevo accionar político".
"Es una forma de expresión política en la que se funden distintas causas: desde el ecologismo hasta al anticonsumismo. Una idea de protesta, de rechazo, predominantemente antisistema, y donde la fuerza no proviene de una identidad clara, ni de una cabeza visible o un líder, sino de la unidad de una gran multitud anónima".
Alfredo Molano, columnista y estudioso de procesos sociales, opina que la máscara lo que hace es "unir a miles en un propósito sin permitir que se pueda identificar a la gente que está tras ese propósito". Y explica que esa necesidad de "anonimato" está fuertemente marcada por el temor a "los señalamientos, la exclusión o la represión dentro de un sistema que se percibe muy similar a la idea orwelliana del 'gran hermano', es decir, de ese Estado todopoderoso que todo lo ve y vigila: mediante la tarjeta de crédito, el teléfono, el twitter, el correo electrónico, etc".
Y remata: "Es la reacción de una población que se siente agredida por el desempleo, por un consumo agresivo y por la falta de oportunidades, frente a un mundo que los ignora como personas y solo los ve como números, como compradores, como potenciales consumidores".
Un tremendo negocio
Lo más paradójico de esta historia es que este símbolo moderno del inconformismo se ha vuelto un enorme negocio, especialmente para la compañía cinematográfica Warner Bros, que después de haber producido la película es dueña de los derechos del ícono del bigote delgado y las mejillas rosadas.
La máscara ya alcanzó el honroso título de ser el artículo más vendido en amazon.com, en donde se puede comprar por 7 dólares y en donde supera las ventas de otras máscaras, como las Batman, Harry Potter y Darth Vader.
"Vendemos más de 100.000 de estas máscaras al año y es la más vendida, pues de las otras solamente vendemos unas 5 mil", le dijo a 'The New York Times' Howard Beige, vicepresidente ejecutivo de Rubie, la compañía neoyorquina que las produce.
El mismo Beige confesó que al principio pensó que a la gente le gustaba mucho la película. Opinión que cambió cuando comenzó a ver fotos de manifestantes con la máscara alrededor del mundo.

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