Caballeros 1

lunes, 9 de mayo de 2011

El sí de las niñas.


El sí de las niñas es la más popular de las cinco comedias que escribió Leandro Femández de Moratin, autor también de poesía y de prosa no teatral. La obra, estrenada en 1806, se mantuvo veintiséis días en cartel, lo que constituye un éxito para la época. Como veremos, se trata del máximo exponente del teatro neoclásico español del siglo XVIII.
El tema básico es la boda de conveniencia entre doña Francisca, de 16 años, y don Diego, señor acomodado de 59. La muchacha está enamorada, en realidad, de don Carlos,
"casualmente" sobrino de don Diego, pero está dispuesta a aceptar el matrimonio por
obediencia a su madre, la interesada doña Irene. Lo llamativo es que a don Diego le
preocupan realmente los sentimientos de doña Francisca (o Paquita) y, al enterarse de la verdad, da su bendición al matrimonio de ambos. He aquí el ejemplo que, con el afán didáctico propio de la literatura ilustrada, nos quiere transmitir el autor: don Diego, que en cierto modo representa al propio Moratín, actúa guiado por la prudencia y la sensatez, sin dejarse llevar por la ira ni por la pasión, como hubiera hecho un personaje de teatro barroco en su misma situación. Utiliza el diálogo como medio de resolución de conflictos, y es él mismo quien, en sus reflexiones finales, transmite la tesis de la obra: la culpa de estasituación es de la educación que reciben las niñas, que enseña a disimular y a acatarsumisamente la autoridad de sus madres. Así pues, comprobamos el propósito crítico y reformista característico del teatro neoclásico: no sólo se censura una costumbre social extendida en aquella época, como es la de los matrimonios desiguales, sino también la educación femenina. En ese sentido, estamos ante una obra avanzada y comprometida con suépoca, y en cierto modo "feminista" por adelantado. Sin embargo, el desenlace no es tan valiente como pudiera parecer: es cierto que se frustra el proyectado matrimonio, pero el nuevo, entre Paquita y don Carlos, salvaguarda los intereses de todos: el económico de doña Irene, pues, al fin y al cabo, su hija acabará heredando la fortuna del tío y tutor de don Carlos, y el del propio don Diego, que se asegura compañía para su vejez, aunque vea decepcionadas sus aspiraciones amorosas. Más valiente hubiera sido una reacción decidida y sincera de Paquita en contra del matrimonio, o una boda con alguien ajeno a don Diego. Hay que tener en cuenta, también, que los cánones de la comedia imponen un final feliz. En todo caso, hay que situarse en la época para valorar el carácter avanzado de la obra; prueba de ello son los problemas que tuvo con la Inquisición (acusada de burlarse de la educación religiosa). El mero hecho de tratar problemas familiares y cotidianos en un ambiente y con un lenguaje de clase media ya suponía una ruptura con el tipo de teatro posbarroco popular en aquella época, basado en efectos especiales y lances inverosímiles, y generalmente en verso.
En el aspecto técnico, la obra cumple con los preceptos neoc1ásicos sin que resulte forzado, de una manera fluida y natural. La unidad de lugar (posada de Alcalá de Henares) permite desenredar la trama (basada, eso sí, en la coincidencia un tanto forzada de todos los personajes en el mismo sitio); la unidad de tiempo(diez horas desde un atardecer al amanecer del día siguiente, donde la llegada simbólica de la luz del día trae consigo la claridad de la razón y el desenlace armonioso) no impide que, gracias a los diálogos, conozcamos los antecedentes de la situación, y la unidad de acción mantiene en el espectador cierta intriga y suspense, con momentos climáticos al final del primer y segundo actos. Con frecuencia el suspense proviene del hecho de que el espectador sabe más cosas que algunos de los personajes.Moratín se rige por el principio de economía dramática: nada de elementos superfluos ni de excesos: pocos monólogos y apartes, pocos personajes, lenguaje moderado y coloquial familiar; todo ello para conseguir la verosimilitud, tan apreciada por los neoc1ásicos. Todos los elementos cumplen su función dramática: la ventana (entrevista final), la jaula del tordo(al golpeada Simón, se precipita el desenlace)...Los personajes, y las relaciones entre ellos, están bien perfilados, resultan creíbles y dotadosde humanidad: Paquita no es tan inocente e infantil como cree su madre, que anula lapersonalidad de su hija con su actitud un tanto chantajista, interesada y en exceso autoritaria,ridiculizada por su histerismo y sus ansias de gloria (siempre hablando de sus matrimonios yde sus distinguidos parientes). Don Carlos también respeta la autoridad de su tío y tutor, donDiego, que lo trata con paternalismo, pero su relación es más sincera y franca. Sorprenden unpoco los términos en que dialogan, al quedarse a solas, los dos enamorados, ya que, aunque cariñosos, resultan un tanto formales y no denotan un gran apasionamiento. En cuanto a los criados, desempeñan un papel más secundario que en el teatro barroco, pero tienen suimportancia en la trama, avisando y ayudando a sus señores, sobre todo Rita, que le sirve deconfidente a Paquita. Entre ella y Calamocha se intercambian diálogos picantes, en unregistro lingüístico más popular.
En definitiva, se trata de una obra interesante, no sólo como ejemplo de un modo de concebirel teatro (basado en su verosimilitud y su función social), sino por el desarrollo de su trama,lo convincente de los personajes, la cercanía del lenguaje e incluso, salvando las distancias,por su vigencia actual, ya que aborda temas como las relaciones padres- hijos, elautoritarismo en la educación, las diferencias en la educación de niños y niñas o, incluso, el matrimonio por conveniencia, que todavía pueden ser objeto de debate hoy en día

5 comentarios:

  1. El sí de las niñas tiene como una de sus finalidades educar a los espectadores y moralizar las costumbres. El tema que desarrolla no es nuevo: la educación de la juventud y la libertad para elegir marido, ya que ambos estaban presentes en todas las comedias moratinianas. El asunto del matrimonio de conveniencia parecía preocupar a los escritores del siglo XVIII porque era un hecho real en la sociedad. Moratín defendía la familia como sostén de la sociedad, no ataca la institución familiar ni desprecia los matrimonios entre personas de edades dispares, pero advierte sobre los peligros en que puede desembocar la opresión sufrida por los jóvenes a la hora del matrimonio. Es la comedia en que es más categórica y evidente la condena de los métodos de educación de la época.

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  2. Moratín fue acusado de plagio, y El sí de las niñas fue denunciada a la Inquisición por sus supuestos ataques a la religión y al estamento eclesiástico.
    El tema de la obra es el problema de la libertad de elección de las jóvenes en el matrimonio entre otros muchos temas, como la educación de las mujeres, o la crítica a cierta mentalidad religiosa, que se centra más en las muestras externas que en una auténtica religiosidad.

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  3. A dos siglos de haber sido escrita, El Sí de las Niñas sorprende por la naturalidad y la frescura de sus diálogos, así como la impresión de dinamismo que inspiran sus personajes. Esas cualidades la convirtieron en éxito cuando se estrenó, en 1806. El argumento era conocido --la joven que ama a un hombre joven, a quien quieren casar con un viejo -- pero aquellos diálogos en prosa y su inesperada vuelta de tuerca fueron toda una innovación.

    En sus obras, Leandro Fernández de Moratín (1760 - 1828) atacó más de una vez los matrimonios por conveniencia y la mojigatería. Su teatro, de fines didácticos, se ceñía a las unidades de tiempo y espacio de la escuela francesa. También adhirió a los franceses en política, lo que le valió el desprecio y el exilio.

    Hay un cuadro de Goya en el que Moratín surge de la sombra, con vivaces ojos. El Sí de las niñas produce el mismo efecto al ser leída: le basta al autor su chispa para iluminar el teatro de nuestra mente.

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  4. Es opinión común que el tema básico de las comedias de Moratín es la decisión matrimonial. Pero ésta no supone más que el vehículo dramático de una intención más amplia. El verdadero tema de Moratín es el derecho a la autonomía moral, el derecho de toda conciencia a no ser violentada en cuestiones que le afecten esencialmente, para salvaguardar así la dignidad, la sinceridad, la autenticidad de nuestro yo más íntimo. Eso sí, para dar realidad dramática a esas ideas, el autor las encarna en anécdotas amorosas por su mayor eficacia persuasiva sobre el espectador. Parece un poco pueril que nadie pueda creer que a Moratín le atormentara excesivamente la posibilidad de que un hombre maduro se casara con una chica joven. Lo que se critica en el casamiento desigual no es la desigualdad en sí, sino la presión ejercida sobre uno de los contrayentes. Por eso, junto al motivo de la libertad matrimonial, el autor insiste siempre en el problema de la educación, de esa educación mojigata y opresivamente paternalista que engendra la hipocresía.

    Las convenciones autoritarias y ajenas a la razón asfixian la espontaneidad y la libertad: ése sí que es un tema básico en el autor. Un tema universal y de plena vigencia, que desmiente por completo el supuesto localismo o la caducidad de El sí de las niñas, que se apoya en una obra moderna, en la que las palabras dominan sobre una mínima peripecia argumental, en la que los caracteres dominan sobre la acción y en la que el autor no se ve obligado a sustentar el dramatismo sobre espectaculares apariciones o complicadas tramoyas escénicas.

    Teatro moderno, el de Moratín, teatro de validez universal, en cualquier país y en cualquier época.

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  5. Figuras Literarias
    Símil:
    “Feas como demonios”
    “Sanito estaba, gracias a Dios, como una manzana”
    “Como una plata era el angelito”
    “Mas ha comido que una avestruz”
    Metáfora:
    “Niñas de mis ojos”
    “Monstruo de crueldad”
    Personificación:
    “El sol nos da de espaldas”
    “Santas costumbres”
    “Imaginación acalorada”
    Hipérbole:
    “Colección de bichos más abundante no la tiene el gabinete de historia natural”
    Hipérbaton:
    “Ello tú al cabo lo has de saber”
    Anáfora:
    “Cansa el leer, cansa el dormir”
    “Es muy linda, muy graciosa, muy humilde”
    “Me amenaza, me llena de temor”
    Epíteto:
    “Distancia tan grande”
    “Prendas tan estimables”
    “Donosa pregunta”
    Perífrasis:
    “Aquel caballero que vimos allí con esa cruz verde, tan galán, tan fino...”

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