
En el Don Juan no hay moral ni culpa católica, ni el poeta ni el personaje parecen tomarse en serio, es el talento de Byron al servicio de su propia autodestrucción, elfinal del hombre que nació bajo el sello de Caín, que gustó de la perversidad y la santidad, de engaño, amor y vicio.., que recibió las cruentas puñaladas de la historia y que sólo de una copa jamás bebió: La verdadera Libertad.
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