Llora en la celda el inmortal.
Contempla el pirómano la capilla ardiente.
Hambriento, desviste Saturno a sus hijos.
Mi sombra flirtea con otro cuerpo.
Incómodo, el cadáver cambió de postura.
Devora el caníbal al último hombre.
Tras el Apocalipsis, llora un bebé.
Acaricia el suicida a la anaconda.
Empezó a llover dentro del espejo.
Decapitado, sigue pensando el filósofo tenaz.
Intenta el espectro besarla mientras duerme.
Afortunadamente, perdió la cobertura el telépata.
Copularon hasta enloquecer. Tras lobotomizarlos, siguieron.
Tres tristes tigres se suicidaron alternativamente.
Sonámbulo, recorre el funambulista la telaraña.
Asoma un periscopio en mi consomé.
La mantis religiosa devora un crucifijo.
Fantasea el inmortal con su autopsia.
Aterrado, disimula el arzobispo su erección.
Avanza la marioneta por el desierto.
Por imprevista resurrección, vendo mi tumba.
Duerme el fantasma abrazado al moribundo.
Muy triste, sueña Pinocho con termitas.
Hermafrodita busca hermafrodita para engendrar hermafroditas.
En vano intentan copular los esqueletos.
Mata despacio al joven el anciano.
Fraternalmente guiña el tuerto al cíclope.
Deplora el cadáver que lo ignoren.
Ignora el difunto que debe callarse.
Caen del cielo estrellas de mar.
Expectación. Planteamiento. Nudo. Desenlace. Aplausos. Olvido.
(La ilustración es una obra de Leandro Lamas)
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