Caballeros 1

miércoles, 8 de junio de 2022

Bécquer ,Rima LXVI. Donde habite el olvido de Luis Cernuda.

 



 

                              RIMA LXVI

                              (Bécquer)

¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero

de los senderos busca;

las huellas de unos pies ensangrentados

sobre la roca dura;

los despojos de un alma hecha jirones

en las zarzas agudas,

te dirán el camino

que conduce a mi cuna.

 

¿Adónde voy? El más sombrío y triste

de los páramos cruza,

valle de eternas nieves y de eternas

melancólicas brumas;

en donde esté una piedra solitaria

sin inscripción alguna,

donde habite el olvido,

allí estará mi tumba.

 Bécquer , en esta rima, nos presenta su angustia existencial, en la que la vida se presenta como un camino incierto donde el hombre, tal como Homo Viator (caminante), que recuerda a  Calderón de la Barca en La vida es sueño, alcanza su destino en la muerte, y aún peor, en el olvido,

«en donde esté una piedra solitaria

sin inscripción alguna,

donde habite el olvido,

allí estará mi tumba.»

 

Cernuda contrapone al planteamiento de Bécquer la idea del retorno a la cuna, así concluye su poema con un destino donde se sentirá libre, donde quedará disuelto en nieva, ausencia, 

«Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;

DONDE HABITE EL OLVIDO

                                                (Cernuda)

Donde habite el olvido,

En los vastos jardines sin aurora;

Donde yo sólo sea

Memoria de una piedra sepultada entre ortigas

Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje

Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,

Donde el deseo no exista.

 

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero

En mi pecho su ala,

Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

 

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,

Sometiendo a otra vida su vida,

Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

 

Donde penas y dichas no sean más que nombres,

Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;

Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,

Disuelto en niebla, ausencia,

Ausencia leve como carne de niño.

 

Allá, allá lejos;

Donde habite el olvido.


 Cernuda, en este poema, retoma la idea de la piedra sin nombre, con la que concluye Bécquer su Rima para pasar de la tumba a la cuna y aunque pueda dar la impresión de un pensamiento optimista, está cargado de melancolía,

«Donde yo sólo sea

Memoria de una piedra sepultada entre ortigas»


Bécquer, elude hablar sobre su estado, de este modo da fuerza a la idea del caminante que está de paso, que no toma asiento, sino que sufre los sinsabores de la vida que le arrastran finalmente al olvido. Encontramos allí la gran pregunta que sobrevuela al verso sobre qué sentido tiene la vida.

Esta pregunta también está en el poema de Cernuda, aunque en este se cierra más su significado y deja menos espacio a la duda. La voz poética se presenta como quien tiene la firme convicción de que no puede escapar a un destino, por otro lado, anhelado, que le permitirá por fin ser libre de las cadenas del amor.




Joaquín Sabina, haciendo un guiño a ambos poetas, cantó ...

"Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido,
una vez me contó, un amigo común,
que la vió
donde habita el olvido".




 

Donde habite el olvido.»

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