Caballeros 1

lunes, 28 de enero de 2019

EPANADIPLOSIS y tal.


Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera.
Tuera es tu voz para mi oído, tuera,                                      
y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
miera, mi voz para la tuya, miera.
Zarza es tu mano si la tiento, zarza,
ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola,                                                         
cerca una vez, pero un millar no cerca.
Garza es mi pena, esbelta y triste zarza,
sola como un suspiro y un ay, sola,
terca en su error y en su desgracia, terca.
Miguel Hernández: El rayo que no cesa, Austral

Lo que nos propone el poeta es un juego estético, de poesía experimental, que evidencia la similitud de la poesía y la pintura. 


nardo tu tez para mi vista, nardo
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera.

Imagen novedosa: «tuera es tu voz para mi oído, tuero / y ardo en tu voz». La tuera es un melón pequeño muy amargo, se dice: nada hay tan amargo como la tuera. La miera es un amargo aceite de enebro, también trementina de pino. La misma imagen de tormento está presente en «Zarza es tu mano si la tiento», aquí vemos que el sentido del verso es semejante al de «besarte fue besar un avispero / que me clava el tormento y me desclava», del soneto 20. Si tomo tu mano me arañas como la zarza, si toco tu cuerpo se convierte en ola esquiva, que es lo que significa: «ola tu cuerpo si lo alcanzo», porque las olas del mar no se dejan coger, asir o alcanzar.

 En los últimos versos, de nuevo , la pena del amado por no ser correspondido ante las caricias que él le propone.


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